5 comentarios en «Restaurantes en Pasto | Restaurante Cuy sabor | TuTierra.net»
Ubicación 10/10
Atención 9/10
Comida 10/10
Los fines de semana se presentan grupos musicales después de las 9 pm
Debe hacer reservación.
En Pasto existe una tradición muy arraigada según la cual una ocasión especial, desde un grado hasta un matrimonio, se celebra con un cuy asado. Este es un roedor que se cocina cuando tiene tres meses para que su carne esté tierna, y que se sirve con maíz pira, papas pastusas al vapor, ají de maní y huevo cocido mezclado con ají rojo. Este es el sabor auténtico de Nariño.
El cuy es un plato típico de Nariño, Colombia, que forma parte de la identidad cultural de la región. Su crianza y preparación son tradiciones que se han transmitido de generación en generación.
Historia
El cuy es un roedor originario de los Andes, que ha sido parte de la dieta de las culturas andinas desde tiempos precolombinos.
Los indígenas quillacingas, Pastos y Abades fueron quienes incluyeron el cuy en su alimentación.
La crianza del cuy está unida a los saberes ancestrales y culturales de las comunidades de Nariño.
Preparación
La preparación del cuy requiere de un proceso largo y de cuidado.
Se adoba con sal, ajo y cebolla y se deja reposar hasta el día siguiente.
Se suele preparar asado o frito.
Valor nutricional
El cuy tiene un alto contenido de proteínas y un bajo contenido de grasas.
Es un producto alimenticio de alto valor nutricional que contribuye a la seguridad alimentaria
En Nariño, el cuy se ha convertido en un símbolo de identidad cultural, transmitiéndose su preparación y consumo de generación en generación. Las comunidades indígenas y campesinas han perfeccionado técnicas ancestrales para criar, sacrificar y cocinar este manjar, preservando un legado culinario invaluable.
Quillacingas, Pastos y Abades, desde tiempos inmemoriales, incluyeron al cuy como componente de su alimentación, se habla sobre sus propiedades nutricionales y hasta se le atribuyen poderes afrodisíacos. Lo que sí es una realidad es que la cría, la preparación, y posteriormente, el disfrute del plato típico nariñense, se convierte en una ocasión de intercambio de saberes, cultura y tradición.
Hablar de la cría de cuyes trae a la mente la imagen femenina, pues es la abuela o la mamá la que se encarga de alimentarlos y prácticamente guiar a los infantes a la aventura mágica de conocer al roedor, que con el pasar del tiempo, será el protagonista en la mesa, aunque para otros es considerado una mascota. Trataremos de explicar con expertos en el área, el papel cultural, gastronómico y tradicional que representa el cuy.
Foto: Cortesía Lesvy Ramos.
“Recuerdo cuando mi mamá me mandaba a cortar la hierba, me decía cuidado y me vaya a traer quicuyo, eso los enferma, verá mijita. Ella ya me había enseñado cuál era la que que debía llevarle”, cuenta Claudia Rodriguez, chef profesional, quien habla sobre las ya desaparecidas piñatas de cumpleaños, que se realizaban en cerámica y tenían un cuy, que al ser liberado, salía corriendo con un grupo de niños detrás para atraparlo.
“Como no teníamos palitos diferentes para asarlos, era en un palo de escoba. Con un machete le sacábamos punta y los asábamos en un fogoncito de leña o de carbón que solíamos tener cuando éramos pequeños”: Claudia Rodríguez, chef profesional.
Claudia relata que en otros lugares de Colombia, como en la capital, donde ella reside, no existen sitios donde se prepare el plato típico del sur, esto le da una mirada futurista a los profesionales de la cocina para explorar un nuevo mercado gastronómico con el cuy. “Las personas tienen ciertas reservas con la presentación del plato, les asusta ver la cabeza y las manitos del animal en el plato. Hice la prueba con mis comensales, se los pasé despresado y bien decorado y al final les pareció delicioso, cuando les dije qué era, se sorprendieron con el delicioso sabor de la piel y la carne”, señala.
Llegamos a las 7:30 y no nos atendió nadie, debimos ir hasta la entrada para solicitar el servicio. No nos prestaron la carta o menú. Pedimos un Cuy y nos informaron que lo servirían en una hora ( lo cual cumplieron estrictamente) lamentablemente en ese periodo de tiempo no vino a la mesa ninguna persona del servicio a ofrecer algo.
El Cuy es normal e insípido, el cuero es crujiente pero no de buen sabor. Lo mejor fue el ají de maní y las crispetas (maizenas). No hay buen servicio. Las instalaciones de los salones adyacentes al principal son muy normales. El salón principal es bueno, pero entre semana no lo ponen en servicio.
Me gustó, la comida estaba rica pero siento que deben mejorar el servicio de los meseros y la atención ante el comensal, aunque tengo entendido que han ido progresando, pero pueden mejorar en ese aspecto del servicio al cliente
La atención es pésima, el salón es muy grande y solo habían dos meseros, el lugar estaba muy desorganizado. Después de 15 minutos esperando nos atendió una mesera con pésima actitud, le pedimos un cuy completo y le pedimos el favor que lo partiera en cuartos, ella contesto que nos pasaba un cuchillo para partirlo como quisiéramos. Para el precio no vale nada la pena el lugar, existen mejores opciones en la ciudad con mejor atención y ambiente.
Fue interesante, la comida 😋estuvo rica y el cuy no era grasoso, quizás algo que no solo nosotros decíamos es lo de ser una sala general porque se terminaba cantando el cumpleaños del uno, el aniversario del otro y así 😅🤣 Pero la orquesta en vivo y bailar permite disfrutar mucho😍
Ubicación 10/10
Atención 9/10
Comida 10/10
Los fines de semana se presentan grupos musicales después de las 9 pm
Debe hacer reservación.
En Pasto existe una tradición muy arraigada según la cual una ocasión especial, desde un grado hasta un matrimonio, se celebra con un cuy asado. Este es un roedor que se cocina cuando tiene tres meses para que su carne esté tierna, y que se sirve con maíz pira, papas pastusas al vapor, ají de maní y huevo cocido mezclado con ají rojo. Este es el sabor auténtico de Nariño.
El cuy es un plato típico de Nariño, Colombia, que forma parte de la identidad cultural de la región. Su crianza y preparación son tradiciones que se han transmitido de generación en generación.
Historia
El cuy es un roedor originario de los Andes, que ha sido parte de la dieta de las culturas andinas desde tiempos precolombinos.
Los indígenas quillacingas, Pastos y Abades fueron quienes incluyeron el cuy en su alimentación.
La crianza del cuy está unida a los saberes ancestrales y culturales de las comunidades de Nariño.
Preparación
La preparación del cuy requiere de un proceso largo y de cuidado.
Se adoba con sal, ajo y cebolla y se deja reposar hasta el día siguiente.
Se suele preparar asado o frito.
Valor nutricional
El cuy tiene un alto contenido de proteínas y un bajo contenido de grasas.
Es un producto alimenticio de alto valor nutricional que contribuye a la seguridad alimentaria
En Nariño, el cuy se ha convertido en un símbolo de identidad cultural, transmitiéndose su preparación y consumo de generación en generación. Las comunidades indígenas y campesinas han perfeccionado técnicas ancestrales para criar, sacrificar y cocinar este manjar, preservando un legado culinario invaluable.
Quillacingas, Pastos y Abades, desde tiempos inmemoriales, incluyeron al cuy como componente de su alimentación, se habla sobre sus propiedades nutricionales y hasta se le atribuyen poderes afrodisíacos. Lo que sí es una realidad es que la cría, la preparación, y posteriormente, el disfrute del plato típico nariñense, se convierte en una ocasión de intercambio de saberes, cultura y tradición.
Hablar de la cría de cuyes trae a la mente la imagen femenina, pues es la abuela o la mamá la que se encarga de alimentarlos y prácticamente guiar a los infantes a la aventura mágica de conocer al roedor, que con el pasar del tiempo, será el protagonista en la mesa, aunque para otros es considerado una mascota. Trataremos de explicar con expertos en el área, el papel cultural, gastronómico y tradicional que representa el cuy.
Foto: Cortesía Lesvy Ramos.
“Recuerdo cuando mi mamá me mandaba a cortar la hierba, me decía cuidado y me vaya a traer quicuyo, eso los enferma, verá mijita. Ella ya me había enseñado cuál era la que que debía llevarle”, cuenta Claudia Rodriguez, chef profesional, quien habla sobre las ya desaparecidas piñatas de cumpleaños, que se realizaban en cerámica y tenían un cuy, que al ser liberado, salía corriendo con un grupo de niños detrás para atraparlo.
“Como no teníamos palitos diferentes para asarlos, era en un palo de escoba. Con un machete le sacábamos punta y los asábamos en un fogoncito de leña o de carbón que solíamos tener cuando éramos pequeños”: Claudia Rodríguez, chef profesional.
Claudia relata que en otros lugares de Colombia, como en la capital, donde ella reside, no existen sitios donde se prepare el plato típico del sur, esto le da una mirada futurista a los profesionales de la cocina para explorar un nuevo mercado gastronómico con el cuy. “Las personas tienen ciertas reservas con la presentación del plato, les asusta ver la cabeza y las manitos del animal en el plato. Hice la prueba con mis comensales, se los pasé despresado y bien decorado y al final les pareció delicioso, cuando les dije qué era, se sorprendieron con el delicioso sabor de la piel y la carne”, señala.
Llegamos a las 7:30 y no nos atendió nadie, debimos ir hasta la entrada para solicitar el servicio. No nos prestaron la carta o menú. Pedimos un Cuy y nos informaron que lo servirían en una hora ( lo cual cumplieron estrictamente) lamentablemente en ese periodo de tiempo no vino a la mesa ninguna persona del servicio a ofrecer algo.
El Cuy es normal e insípido, el cuero es crujiente pero no de buen sabor. Lo mejor fue el ají de maní y las crispetas (maizenas). No hay buen servicio. Las instalaciones de los salones adyacentes al principal son muy normales. El salón principal es bueno, pero entre semana no lo ponen en servicio.
Me gustó, la comida estaba rica pero siento que deben mejorar el servicio de los meseros y la atención ante el comensal, aunque tengo entendido que han ido progresando, pero pueden mejorar en ese aspecto del servicio al cliente
La atención es pésima, el salón es muy grande y solo habían dos meseros, el lugar estaba muy desorganizado. Después de 15 minutos esperando nos atendió una mesera con pésima actitud, le pedimos un cuy completo y le pedimos el favor que lo partiera en cuartos, ella contesto que nos pasaba un cuchillo para partirlo como quisiéramos. Para el precio no vale nada la pena el lugar, existen mejores opciones en la ciudad con mejor atención y ambiente.
Fue interesante, la comida 😋estuvo rica y el cuy no era grasoso, quizás algo que no solo nosotros decíamos es lo de ser una sala general porque se terminaba cantando el cumpleaños del uno, el aniversario del otro y así 😅🤣 Pero la orquesta en vivo y bailar permite disfrutar mucho😍